sábado, 6 de octubre de 2007

una noxe kn tokio hotel

esta historia me enkanto muxo espero y a la chika k la aya escrito no le moleste k la publike



Carlota y Laura llevaban mucho tiempo esperando y convenciendo a sus padres para poder ir a un concierto de Tokio Hotel. Y, para su suerte, era en su ciudad, ¡¡estaban eufóricas!! El día del concierto se levantaron muy temprano, sobre las cinco de la mañana, para poder llegar las primeras. Las chicas se pusieron sus camisetas de Tokio, se las habían comprado por Internet y eran muy caras. Carlota se puso en la frente y por toda la piel que llevaba a la vista el nombre de su queridísimo Tom, y Laura se pintó el nombre de su amado Bill. Estaban medio dormidas porque esa noche habían quedado para dormir juntas en casa de Carlota y con los nervios habían dormido muy poco…

Llegaron sobre las seis menos veinte al lugar donde se celebraba el magnífico concierto. Era un estadio muy grande y, para su suerte, en la entrada sólo había un par de chicas, con las que pronto hicieron amistad. Iban muy preparadas para la ocasión: gominolas, bocadillos, zumos, juegos para no aburrirse, los mp4 con música de Tokio Hotel… Todo lo necesario para pasarlo bien hasta las ocho que empezaba el concierto. Sobre las siete y media, las chicas estaban súper nerviosas, ya que iban a ver a sus ídolos y tenían entradas para la primera fila. La mañana y la tarde había transcurrido muy lentamente para las impacientes jovencitas. Después, todo paso muy rápido, de repente se encontraban en medio de una multitud de adolescentes (mayoritariamente) enloquecidos por la buena música que tocaban cuatro guapísimos chicos. Sobre las diez y media de la noche el concierto se terminó y las chicas estaban muy contentas, porque habían cumplido su sueño y habían podido tirar las cartas y los regalos que les llevaban al escenario (principalmente para Bill y Tom) . Antes de marcharse, Laura quería ir al baño, así que se fue sola a buscarlos mientras Carlota intercambiaba los MSN con las chicas que habían conocido durante la espera. Mientras, Laura corría desesperadamente de un lado a otro en busca de los dichosos baños.

-Tan difícil no puede ser, tienen que estar cerca, normalmente están al fondo a la derecha -pensaba la pobre chica mientras se reía de las tonterías que pasaban por su mente, porque aunque se estaba meando, seguía eléctrica por el concierto.
Por fin, cuando encontró los baños, se acordó de Carlota y salió disparada, sin darse cuenta de que un hombre de unos cuarenta y pico años y medio calvo, corría como un loco por los pasillos. Sin querer, éste tropezó con la chica tirándola al suelo…

El señor, desesperado, le preguntó por los aseos y ella le indicó dónde estaban. Cuando el hombre salió, Laura seguía rondando por allí, se había perdido…

-Antes de nada, me gustaría disculparme por tirarte al suelo, y agradecerte que me ayudarás a encontrar los baños . ¡Ah! Soy el mánager de Tokio Hotel, encantado de conocerte, jovencita - le soltó el hombre, mientras le estrechaba la mano cortésmente.
-Yo… yo soy Laura, fan de Tokio Hotel -dijo tímidamente la adolescente.
-Siento muchísimo las molestias… - continúo el agradable adulto.
-No, pasa nada - respondió mucho menos cohibida la joven.
-Si puedo hacer algo por ti…- le soltó a la sorprendida chica.
-Bueno … Ha dicho que es mánager de Tokio Hotel, ¿verdad?
-Sí, para servirla, señorita - respondió con una amplia sonrisa.
-Pues si no es mucho pedir, podría usted saludarme a Bill de parte de su fan número uno.
-Mmmmm … No, vamos a hacer algo mejor, te lo voy a presentar.

Laura casi se cae al suelo de la emoción, y cuando por fin se recuperó del shock, dijo:
-¿Podría llevar a una amiga con la que vine? Es que me separé de ella para ir a los lavabos y me gustaría que ella también los pudiese conocer…
-Veo que, además de buena chica, eres muy buena amiga… Claro, llámala - dijo amablemente el mánager.

Laura se sonrojó y sacó de su bolsillo el móvil y llamó a Carlota.

-Dime, Laura, ¿qué quieres?
-Te espero delante de los baños, es urgente.

La chica le explicó a su amiga dónde se encontraban los aseos y, al rato, la vio venir a lo lejos corriendo. Cuando la cansada niña se repuso de la carrera que había echado hasta los baños, Laura le presentó al hombre y le explicó la idea de éste. Carlota se tuvo que sentar en el suelo de la impresión y sólo dijo:

-¡Qué fuerte!
-¿Nos ponemos en marcha, chicas? Es que Bill, Tom, Gustav y Georg deben estar cansados…
-¡Sííííííííííí! -respondieron las excitadas adolescentes a coro.

Se pusieron en camino por los grandes pasillos del estadio, mientras las chicas no paraban de abrazarse, echar gritos ahogados…
Cuando llegaron a la puerta del camerino, el mánager dijo:

- Un momento, chicas. Voy a avisar a los chicos de esto. Ahora os aviso.

Y tras decir esto, entró en el camerino, mientras las chicas lloraban de emoción en la puerta. Unos minutos después, que a ellas les parecieron horas, salió el hombre y dijo, abriendo la puerta del camerino de par en par:

- Es para mí un honor presentarle a estas guapísimas fans a Tokio Hotel.

Como vio que las chicas se quedaban en la puerta llorando, les dio un empujoncito mientras Bill, Tom, Gustav y Georg se acercaban a ellas para darles dos besos.

Una vez hechas las presentaciones y cuando las chicas estaban más calmadas, las invitaron a cenar, con la condición de que ellas les recomendaran el restaurante, porque conocían mejor la ciudad. Laura y Carlota sabían que era su única oportunidad de pasar un poco de tiempo con sus ídolos y no podían desaprovecharla. Eligieron un restaurante muy bonito a las afueras de la ciudad para estar más a gusto. Carlota escogió sentarse al lado de Tom (sabía que tenía que aprovechar la ocasión), Laura hizo lo mismo y se acercó mucho a Bill y éste, algo intimidado, se desplazó hacia el lado contrario, por lo que Laura se sintió mal…

Durante la cena, todos rieron, comieron y acabaron un poco eléctricos por el subidón (sobre todo las chicas). Cuanto más tiempo transcurría, más confianza cogían y sobre las tres y media de la madrugada, el mánager dijo:

-Bueno, chicos y chicas, yo me voy al hotel. ¿Quién se viene?

Esta pregunta cayó a las jóvenes como un cubo de agua fría.

-Yo me voy, que estoy algo cansado - soltó Gustav.
-Yo me voy con vosotros, cuando pille la cama no la suelto - dijo el dormilón de Georg.
-¿Y vosotros? -dijo Gustav, mirando hacia los guapísimos gemelos.
-Yo… pues había pensado que podríamos ir a dar una vuelta… ¿Qué os parece? - comentó Tom.
-Por mí, vale - dijo Bill.
-Y por nosotras, también - dijeron apresuradamente las enloquecidas chicas.
-Pues ¿a qué estamos esperando? ¡La noche es joven! - gritó excitado Tom.
-Calma, calma . Primero hay que saber adónde vamos… - dijo Bill.
-Podemos ir a una discoteca que han abierto hace poco… - soltó tímidamente Laura.
-¡Sííííííííííííííí! - contestaron los otros a coro.

Recogieron sus cosas y las chicas fueron a retocarse al baño.Y, cuando se dieron cuenta, ya estaban a las puertas de la discoteca y, poco después, estaban bailando como locos en el centro de la pista de baile. Carlota bailaba animadamente con Tom y Laura bailaba tímidamente con Bill. Sobre las cinco de la madrugada estaban tan animados que Carlota, ni corta ni perezosa, le dio un beso a Tom en la mejilla, y éste, que no iba a ser menos, le respondió con otro en los labios. Al poco rato, el chico estaba sentado en el sofá besándose con la guapísima chica. Por otro lado, Laura seguía bailando cada vez más alocadamente con el bombón de Bill. Luego pusieron una canción lenta y la adolescente se tiró a los brazos del artista, que perdió la vergüenza e imitó a su hermano.

A las siete de la mañana decidieron ir a la playa para darse un chapuzón. Se metieron con la ropa, el agua estaba helada, aun así se metieron más al centro, y allí, como una chispa, volvió a surgir el amor entre los chicos, que se empezaron a besar apasionadamente con sus respectivas parejas. Luego, Bill y Laura se fueron a dar un romántico paseo por la playa mientras Carlota y Tom se quedaban sentados en la fina arena charlando. Durante el paseo, Bill le explicó sus sentimientos a la emocionada chica:

- ¿Sabes, Laura? Creo en el amor a primera vista, pero no creía que lo encontraría tan joven y de esta manera… - dijo el cortado adolescente.
- Yo … opino lo mismo - murmuró Laura.
- Me encantaría conocerte mejor, pero… pero tengo obligaciones… - dijo con voz llorosa el pobre chico.
- Entonces, ¿esto es un adiós para siempre? - dijo llorando la joven.
- No llores, que me pones peor… Podremos seguir viéndonos, cuando tenga vacaciones -respondió rápidamente Bill.
- ¿De verdad? - dijo esperanzada la chica.
- Te lo prometo - contestó el joven.

Tras estas palabras, los chicos se sumieron en un profundo mar de abrazos, besos y caricias.
Por otro lado, Carlota y Tom:
-¿Nos volveremos a ver? - dijo Tom.
-¿Cómo? Eso deberías respondérmelo tú, que eres la estrella. Sabes que, por mi parte, siempre estaré ahí … - soltó la chica.
-Hummmm… Pues claro que sí, haré todo lo posible por volver a verte - dijo el chico.
-¿Por qué? - preguntó Carlota.
-Porque te quiero - dijo todo colorado el adolescente.

Después de esta improvisada declaración, los jóvenes imitaron a sus compañeros. Se reunieron todos sobre las nueve y se fueron a desayunar a una cafetería cercana. Los chicos tenían una rueda de prensa y, aunque estaban rendidos por no haber dormido nada, tenían que ir…

-Laura, toma esto en señal de mi amor - dijo Bill, quitándose su colgante de la suerte.
-Bill, no puedo aceptarlo…- dijo, emocionada, Laura.
-Sí , sí puedes. - le respondió, mientras le daba un dulce beso en la mejilla.

Por otro lado, Tom y Carlota se despedían con besos, abrazos y muchos mimos…
-Hasta después, chicas, no faltéis, os esperamos en el restaurante del hotel para comer - dijeron los gemelos a la vez.
-Vale, adiós - respondieron las chicas.

Luego las chicas se dirigieron a casa de Carlota, y allí se acostaron para poder dormir un poco…

En casa de Carlota:
- ¡Laura, Laura! Despierta que vamos a llegar tarde para coger sitio en el concierto de Tokio Hotel.- gritaba Carlota.

Laura se despertó al oír estas últimas palabras… Había sido un sueño … ¡Un maravilloso sueño! Pero al abrir la mano, Laura se encontró el colgante que le había regalado Bill… FIN


Jessica Méndez

No hay comentarios: